Diario

Diez cosas antes de morir

Antes de morirme debería viajar a Rusia y, en una noche de nieve, emborracharme en un bar hasta olvidarme el camino de regreso al hotel de mala muerte donde dormiré. También debería tomarme un avión hasta Pakistán, volver a abrazar a mi amiga Hira Nabi y decirle 𝘮𝘢𝘪𝘯 𝘵𝘶𝘮𝘴𝘦, 𝘱𝘺𝘢𝘳 𝘬𝘢𝘳𝘵𝘢 𝘩𝘰𝘰𝘯. Debería ver las auroras boreales, pero no ir a verlas, verlas de casualidad, cuando pare a cenar un sandwich de jamón crudo, al costado de la ruta. Antes de morirme debería nadar desnuda en una playa desierta y transparente y por la noche estrenar un vestido en una fiesta en el Festival de Cannes. Para ser invitada a la fiesta en el Festival de Cannes debería primero filmar otra película, pero esta vez una buena de verdad, una que algún jurado quiera premiar. Antes de morirme también debería tener un hije, y ojalá ese hije pueda pagar aunque sea algún impuesto con los derechos de alguna obra que deje por ahí. También debería tener un restaurante a puertas cerradas como siempre soñé, manejar un Renault 12 Rural y vivir en Madrid.

17 de Marzo, 2021

#Diario

Simulacro de casa

Esa es la imagen que se ve desde la ventana de la que simula ser mi casa. En la buhardilla de atrás vive un chico que toma mucho café y siempre está lavando platos. Tiene un tazón blanco y usa de pijama una remera azul eléctrico. En la de adelante no pasa nada, suele estar apagada y en silencio, aunque en verdad creo que soy yo que no alcanzo a ver lo que hay dentro.
Abajo hay una habitación rosa: luz rosa, alfombra rosa, cama rosa y sábanas rosas en las que descansan las piernas peludas de un hombre sin rostro, pero al que imagino morocho, de rulos y ojos verdes. A la izquierda, una pareja a la que le gusta los Red Hot Chili Peppers y fumar en el balcón. A la derecha, algunas plantas, un aire acondicionado, una bandera amarilla que dice: SOS Madrid, vecinos en peligro de extinción.
Las tardecitas se pintan magenta y a la noche, cada tanto, te despiertan los borrachos del bar ese al que fui la semana pasada. Antes de entrar dudé, pero después me metí igual y pregunté por la causa a la limeña que me habían recomendado un millón y medio de veces y que ya no quedaba: vendieron hasta la última porción y desde ese día no iban a hacer más. Me senté pero no para quedarme, me senté para recuperarme y nada más. Me ofrecieron una caña, una doble, un tinto de verano, un verdejo, un rioja, un ribera, un vermú. Rechacé todo y le dije a la mujer que yo solo venía por la comida, que no se preocupara, que mejor me iba, que suficiente traición era entrar al bar que me despertaba todas las madrugadas. La mujer se disculpó y prometió mantener a los borrachos callados o mandarlos a fumar a la otra esquina, y ahí le dije que ya fue, que no pasaba nada, que no me molestaba, que estaba todo bien, y me fui.
En el techo de enfrente también hay una chancleta de goma negra, que siempre me pregunto cómo fue a parar ahí y porqué no se cae ni con viento ni con lluvia.
A veces, y solo cuando hay sol, una gata se recuesta en el tejado. Entonces, busco el mate, me siento y pasamos un rato largo mirándonos.

 

#Diario

Lavapies, Madrid. Canon AE-1. Kodak Ultramax 400

Congreso de Mujeres Cineastas

Llegué a Santander antes de que empezara el Congreso de Mujeres Cineastas. Con una mochila a cuestas, caminé por la ciudad. Vi a Los Raqueros, visité la Catedral y pasé por el Palacio de la Magdalena. Me senté en el pasto, justo en un acantilado, donde podía ver a un hombre pescar. Aunque había sol, el viento frío me pegaba en la cara. Me sentí afortunada. Cerca de las dos, almorcé chipirones con vino blanco y la camarera me invitó un chupito de licor de crema, cortesía de la casa. Después, me fui a la playa del Sardinero y se largó a llover. Por suerte traía paraguas: lo abrí y contemplé el mar, hasta que se hizo la tarde y me fui al Hotel. Me pegué una ducha de agua caliente, tomé un té y me acosté a dormir. Era mi primera noche sola en mucho tiempo.

22/6/22

 

#Diario

Monopatín eléctrico

Daiana llevaba siempre los colores del invierno berlinés. Una noche hacía mucho frío, estaba oscuro y casi no había alumbrado público. Daiana manejaba y yo me abrazaba a su cintura. Me acuerdo que cerré los ojos y sentí el viento pegarme en la cara. Después le dije: “si me muero ahora, me moriría feliz”. Tan así, que hasta lo quise.

#Diario

13 de Marzo, 2023

Hace poco revelé películas viejas y otras no tan viejas. Las hojas están vacías y acompaño la espera. Es lo que hay, lo que toca, lo que tengo. Creerse quieto, a veces, es puro movimiento. Aunque lento, resisto y camino. Busco conmoverme con pequeñas cosas, no perder el asombro, mantener la fe. Robo imágenes al mundo para construir mi propia memoria y ejercitar el pensamiento. Me hago demasiadas preguntas, todo el tiempo, a toda hora, hasta en sueños. Escucho, miro, aprendo. Intento encapsular el instante, recuperar un tiempo antiguo, pasado de moda, en peligro de extinción. No puedo, no recuerdo y sin embargo, siento. Entonces me desdoblo entre el frenesí cotidiano y el derecho a la pausa que no encuentro.

Voy hacia allí. Una pulsión. Un deseo.

Todavía escucho algo, a lo lejos y en susurros.

¿Será la lluvia, por fin, mi lluvia?

Y además, no sabía que podían doler tanto los pies.

 

#Diario

Era en Abril

La casa es el cuerpo, el refugio, el santuario, la infancia.

Sin la casa, me falta el aire, enmudece la noche, siento vértigo, caigo.

Osteoporosis, rodillas sangrientas, piel moreteada.

Silencio.

La culpa es de un suelo que miente firmeza pero tiembla, todavía más que mi espíritu.

Silencio.

Un balcón ajeno, reflejos de luz y me pregunto: cuántas trincheras caben detrás de esas ventanas?

 

#Diario

Enero, Berlín, Alemania

Camino ciudades por las que alguna vez caminamos juntos, busco re habitar espacios, mirarlos de nuevo (y como si fueran nuevos), aprensar, olvidar, dejarme pillar por el asombro y la curiosidad. Hoy el cielo está encapotado y hace un grado bajo cero, o dos. Quiero ir ahí a donde no me dejaste, porque vos ya lo habías visto, porque para qué, porque no vale la pena, porque conozco algo mejor. No sé leer el mapa y no tengo sentido de la orientación, pero no me importa; por una vez, confío y estoy segura de que voy a llegar. Me envuelvo en la bufanda, me cierro la campera y me pongo la capucha. Empieza a gotear. Me arrepiento de haber regalado mis guantes. Con la poca señal que tengo, me paro frente a un monopatín eléctrico y lo alquilo. Nunca manejé uno. Consigo hacerlo andar y tomo velocidad (toda la velocidad que se puede). Aguanieve en el rostro y un viento que parece tajarme la piel me recuerdan que todavía estoy viva… y que allá voy.

#Diario

Domingo 30 de Mayo, 2022.

Caminé un largo rato hasta llegar al puerto. Me senté a pocos metros de un chico que cantaba flamenco bajo la sombra de un árbol. A su lado, un perro negro azabache con un pañuelo rojo al cuello. Los miré y el perro corrió hacia mí para que lo acariciara. Me di cuenta de que le faltaba una oreja. Dos turistas se pararon frente al músico, sonrieron, tomaron algunas fotos, se susurraron algo al oído, y después, en un español difícil de entender, le pidieron que tocara una canción. Deben haberla traducido en el móvil porque se lo acercaron para que lo leyera. “Esa no me la sé”, respondió el chico con una sonrisa. Los turistas, que antes disfrutaban del espectáculo callejero, ahora se marchaban desilusionados. El perro se alejó de mí y empezó a ladrarles. Intercambié una mirada cómplice con el músico que volvió a rasgar la guitarra.

Hacía calor y las gaviotas custodiaban el mar.

Puerto de Barcelona. Canon AE-1. Kodak Color 200.

Un recuerdo a punto de devorarme

El paisaje viaja a gran velocidad a través de la ventanilla empañada. No alcanzo a congelar la flor en la retina, ni en la memoria, ni en la palabra. Vuelvo a la casa de la Ruta 213. Tengo los pies embarrados y las manos de arcilla. Después, lloro como esos chaparrones de verano. No quiero dormir en casa de Pipi. El marido de Pipi me mira y yo lo miro a través del vidrio trasero del Citroën blanco de mamá. Tengo los pies fríos y las manos de tinta.

Antes de morirme debería viajar a Rusia y, en una noche de nieve, emborracharme en un bar hasta olvidarme el camino de …

Imposible

Si lo persigo, si lo ignoro, si lo contemplo; el horizonte siempre se sabe imposible.

Simulacro de casa

Esa es la imagen que se ve desde la ventana de la que simula ser mi casa. En la buhardilla de atrás …

Llegué a Santander antes de que empezara el Congreso de Mujeres Cineastas. Con una mochila a cuestas, caminé por la ciudad. Vi …

Daiana llevaba siempre los colores del invierno berlinés. Una noche hacía mucho frío, estaba oscuro y casi no había alumbrado público. Daiana …

13 de Marzo, 2023

Hace poco revelé películas viejas y otras no tan viejas. Las hojas están vacías y acompaño la espera. Es lo que hay, …

Vamos a pasear al perro, dice y un vaho se le escapa por la boca. Guantes, gorro, medias y adiós al aroma …

Era en Abril

La casa es el cuerpo, el refugio, el santuario, la infancia. Sin la casa, me falta el aire, enmudece la noche, siento …

Camino ciudades por las que alguna vez caminamos juntos, busco re habitar espacios, mirarlos de nuevo (y como si fueran nuevos), aprensar, …

Torneo Clausura 2010

Diego Armando Maradona metió un gol que vi pintado en una pared de la Paternal cerca de la cancha que todavía arde …

#6

No sé cómo romper la angustia, encontrarle una grieta y dejar de morir cada noche, otra vez.

Caminé un largo rato hasta llegar al puerto. Me senté a pocos metros de un chico que cantaba flamenco bajo la sombra …

El paisaje viaja a gran velocidad a través de la ventanilla empañada. No alcanzo a congelar la flor en la retina, ni …

Recorro Chacarita hasta llegar a Paternal arriba de la línea 44, paso por la misma esquina de siempre, esa que tiene pintado …

#5

Mientras espero el fin de la hostilidad, partículas de fuego flotan en el aire.

Nana para Irupé

Duérmete niña Que la luna es un trampolín Y en ríos de leche tibia Serás sirena o delfín. .

#4

El cuerpo permanece enterrado en el corazón de un desierto, y yo agito los dedos al silencio.

Cosa de hombres

Los viernes por la mañana voy a la laguna con mi hermano Eli a esperar que las aves desciendan. Nos hemos construido …

¿Te acordás del campamento del Progreso Rowing Club? Fuimos a celebrar el último fin de semana de la colonia de vacaciones, el …

Justicia y venganza

En una mañana de sol y primavera, Betsabé en la terraza, mojaba su cuerpo desnudo. Su marido se había marchado junto al …

#3

Buscar la soga en la pluma. Si la pluma arde buscarla en la palabra de alguien que también esté solo.

Un volcán en erupción. La lava recorre las calles y se lleva puestas las casas, aunque tal vez sean sólo árboles, no …

#2

Te acuno en el vientre mientras duermo.

Ñangapirí

Hija de mi árbol de Pitanga, sobreviviente de climas kilómetros sueños rotos, ahora se eleva al sol y ensancha sus pequeñas ramas. …

Hace un tiempo mis papás intentan convencerme de varias formas para que fuera al pueblo, pero yo siempre no puedo, mamá, tengo …

Karaoke

Era de noche y habíamos quedado en encontrarnos con un grupo de chicos que nos invitó a salir. En verdad, uno de …

La Negra de esa noche no recuerda mucho. Trató de reconstruirla con imágenes borrosas y con los dichos de sus amigas, de …

Insomnio

Después de tragar la pastilla para dormir que el médico le recetó, Pina se acostó en la cama a esperar que pasaran …

#1

En ausencia de mí, me he encontrado.