Vamos a pasear al perro, dice y un vaho se le escapa por la boca. Guantes, gorro, medias y adiós al aroma a café de después de comer. El parque alfombrado de blanco y los árboles secos. Ellos conversan y él, llamémosle Siła, va de acá para allá, con las patas sucias y cada vez más húmedas. Más tarde, y con la calefacción encendida, los tres sueñan bajo el mismo edredón.
Polonia. Canon AE-1. Kodak Portra 400.