Recorro Chacarita hasta llegar a Paternal arriba de la línea 44, paso por la misma esquina de siempre, esa que tiene pintado un mural de Argentinos Juniors y que me hace acordar a mi papá. Cuando lo miro me pregunto cómo no soy del bicho, y me vuelvo loca intentando recordar el momento exacto en el que dije: papá, yo soy bostera… Pienso que tal vez fue culpa de mi madrina, o de sus hijos, o de mi tío Lucho, o de Franchesca… Mi papá dice que él tampoco se acuerda, que cuando yo estaba cerca de cumplir los ocho años un día lo senté y le dije: quiero un festejo azul y oro; y que desde entonces, él también se pregunta cuándo fue el momento exacto en el que me volví bostera. Para no contrariarme, y como soy la más chica y la más mimada, se tragó todos los peros y me hizo caso: un salón lleno de globos azul y oro, una torta azul y oro y muchos souvenirs azul y oro. Cuando terminó todo yo junté los paquetes envueltos en moños y en casa los abrí uno por uno en presencia de mi papá, que si bien no podía creer que los regalos también eran azul y oro, lo que en el fondo no podía entender era cómo todo el mundo sabía que yo era bostera y él recién se acababa de enterar. Ese año recibí: una alcancía azul y oro, una bufanda azul y oro, una gorra de lana azul y oro, un banderín azul y oro, una bombacha azul y oro, y una camiseta azul y oro que era imitación, pero que a mí no me importó porque igual nunca había tenido una camiseta y ahora por fin iba a poder ponérmela cuando visitara a mi tío Lucho; porque mamá sí está segura de quién tiene la culpa, mamá está segura que yo soy bostera por mi tío Lucho, tan segura que hasta lo jura por diosito y por toda la Bombonera… Y mientras pienso, me acuerdo del día en que Argentinos Juniors salió campeón, de cómo papá consiguió las entradas, de cómo invitó a mi primo que era gallina y del berrinche que hice para que me lleve a mí porque no podía entender que la mejor justificación que tenía era decirme que era mujer, y porque era mujer era mejor que no fuera a la cancha, porque era un partido importante y podía haber quilombo, y si había quilombo era mejor que fuera hombre y no mujer; pero yo lloré tanto que lo obligué a cambiar de opinión y no le quedó otra que decirle a mi primo que no, que no iba a poder llevarlo, que mejor lo dejaran para una próxima vez… Me acuerdo de la concentración en la plaza, de los bombos y los redoblantes, de los sándwiches de bondiola que paramos a comer, del buzo y de la camiseta y de las tres banderas que mi papá me mandó a comprar; del bondi quedándose sin nafta y del tipo alto con la cara pintada que decía que no había que preocuparse mientras nos indicaba cómo llegar. Me acuerdo de la hinchada alentando, de las bengalas y de los papelitos de colores, de cómo lloró papá después del primer gol, de su cara de emoción y de la voz cada vez más afónica de tanto gritar. Me acuerdo de cómo festejé mientras prendían fuego la popular de enfrente, de cuando pasamos por Chimborazo y vimos la casa de la infancia de papá, de cómo corrimos cuando empezamos a escuchar el calor de la gente y del momento en que aplaudimos juntos mientras los jugadores chocaban sus pechos contra el pasto del Estadio Diego Armando Maradona… Y cuando me acuerdo de ese día, me dan ganas de volver a la cancha a pedir que el Bichi Borghi no se vaya, pero entonces me acuerdo de cuando viajamos con mamá a Oberá a visitar a mis abuelos, de cuando sonó el teléfono y yo fui a atender porque era de siesta y estaban todos durmiendo. Me acuerdo que del otro lado me hablaba mi papá que estaba en el aeropuerto de Buenos Aires, y que ahí en el aeropuerto se había encontrado con alguien y me lo quería pasar para que hable, y cuando hablé una voz me dijo “soy Román, Román Riquelme” y yo me quedé callada porque no lo podía creer, y entonces Román me dijo que quería saber cuándo me había hecho fanática de Boca Juniors, y ahí me quedé callada otra vez, pero no porque no lo podía creer si no porque no me acuerdo del momento exacto en el que me volví bostera; pero de lo que sí me acuerdo es que una vez me disfracé de futbolista, y que hay una foto mía donde llevo puesta la camiseta mangas largas del Club Argentinos Juniors que era de papá… Y pienso que si quiero ahora puedo cambiar de equipo, y que si me preguntan puedo mentir que siempre fui del bicho… y si no me creen busco la foto y se las muestro…

 

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