Esa es la imagen que se ve desde la ventana de la que simula ser mi casa. En la buhardilla de atrás vive un chico que toma mucho café y siempre está lavando platos. Tiene un tazón blanco y usa de pijama una remera azul eléctrico. En la de adelante no pasa nada, suele estar apagada y en silencio, aunque en verdad creo que soy yo que no alcanzo a ver lo que hay dentro.
Abajo hay una habitación rosa: luz rosa, alfombra rosa, cama rosa y sábanas rosas en las que descansan las piernas peludas de un hombre sin rostro, pero al que imagino morocho, de rulos y ojos verdes. A la izquierda, una pareja a la que le gusta los Red Hot Chili Peppers y fumar en el balcón. A la derecha, algunas plantas, un aire acondicionado, una bandera amarilla que dice: SOS Madrid, vecinos en peligro de extinción.
Las tardecitas se pintan magenta y a la noche, cada tanto, te despiertan los borrachos del bar ese al que fui la semana pasada. Antes de entrar dudé, pero después me metí igual y pregunté por la causa a la limeña que me habían recomendado un millón y medio de veces y que ya no quedaba: vendieron hasta la última porción y desde ese día no iban a hacer más. Me senté pero no para quedarme, me senté para recuperarme y nada más. Me ofrecieron una caña, una doble, un tinto de verano, un verdejo, un rioja, un ribera, un vermú. Rechacé todo y le dije a la mujer que yo solo venía por la comida, que no se preocupara, que mejor me iba, que suficiente traición era entrar al bar que me despertaba todas las madrugadas. La mujer se disculpó y prometió mantener a los borrachos callados o mandarlos a fumar a la otra esquina, y ahí le dije que ya fue, que no pasaba nada, que no me molestaba, que estaba todo bien, y me fui.
En el techo de enfrente también hay una chancleta de goma negra, que siempre me pregunto cómo fue a parar ahí y porqué no se cae ni con viento ni con lluvia.
A veces, y solo cuando hay sol, una gata se recuesta en el tejado. Entonces, busco el mate, me siento y pasamos un rato largo mirándonos.
#Diario
Lavapies, Madrid. Canon AE-1. Kodak Ultramax 400